Siempre os estoy hablando de lo mucho que me gusta mi trabajo y es que es una realidad; me encanta. Cuando cogemos confianza con nuestros clientes, es algo que nos dicen mucho “cuando os conocimos vimos que os apasionaba lo que hacíais, que disfrutabais incluso contándonos cómo haríais las fotos de nuestra boda”
Y es verdad, nos apasiona lo que hacemos, disfrutamos de cada click, de cada escena que fotografiamos, de cada historia que hacemos nuestra.
Fotografiar bodas es un trabajo muy duro sí, son muchas horas de pie, muchas horas con 1000 ojos abiertos y todo un día pendiente de todo. Pero no es tan duro cuando sabes que tu serás la persona que conseguirá guardar esos recuerdos para siempre.
Puede parecer una presión extra al día, pero para nosotros es como una bendición; ser los fotógrafos de boda del evento que estamos viviendo delante de nuestras narices es un regalo.
Cuando conocimos a Maeva&Pablo, sabíamos perfectamente que podríamos ser sus fotógrafos de boda; congeniamos muy bien.
Creemos que es muy importante que ambas partes estén cómodas y los cuatro estuvimos super a gusto en la reunión. El feeling es una de las cosas más importantes, diría más que el precio. La tranquilidad que te proporciona tener confianza con tu fotógrafo, no se paga con dinero.
Queremos daros las gracias por confiar en nosotros, a vosotros y a vuestras familias, que son maravillosas y nos lo pusieron todo super fácil.
Sabemos que seréis muy felices en esta nueva aventura, vuestros ojos nos demostraron el día de la boda que hay magia en vuestros corazones.